Cuando alguien junta las palabras “verdad” y “razón”, en una misma frase, normalmente me pongo a temblar, a no ser que sea un cuento, una historia fantástica, donde caben las exageraciones hasta el infinito y más allá. Si, además, el artículo habla de animación a la lectura en la infancia, se me disparan todas las alertas.
Eso me sucedió con este artículo: LA EDAD DE LA INOCENCIA que contiene una entradilla que dice: La verdadera razón de por qué los niños no leen que nunca cuentan los expertos. Lo escribe Rosa Sala en un periódico digital español. Todo bien hasta ahí, pensé: “vale, quiere llamar la atención para que leamos su texto”, y eso hice.
Se supone que la periodista acudió a una conferencia sobre animación lectora de una mujer alemana con mucho prestigio, de la que no da el nombre, por cierto. A partir de esta experiencia construye su reflexión que a mí me ha llevado a reflexionar, mucho, sobre los niños lectores y sobre la importancia, o no, de la animación lectora. He de decir que el artículo en cuestión lo encontré en las redes sociales, donde muchas personas se hacían cruces dando por “verdadera razón” lo que se comentaba en el mismo.
Lo primero que me llamó la atención del artículo, casi nada más empezar, fue: “los asistentes a la charla hacía rato que habíamos empezado a aburrirnos muy seriamente“, estoy casi segura de que yo no me habría aburrido, pero bien, entiendo que hay conferenciantes que sí, aburren como ostras, seguí leyendo.
Lo segundo fue la declaración de aquella conferenciante que, parece ser, representaba a la UNESCO. Por un lado, casi reconocía su fracaso como profesional, por el hecho de que su hija no leyera. Por otro lado, una JUSTIFICACIÓN que me hizo arañar la mesa: “Quizás el hecho de que mi hija ignore esta trampilla [la lectura] significa que está teniendo una infancia feliz y en realidad no la necesita. En el fondo, significa que no he fracasado como madre.” ¿¿¿¿¡¡¡¡!!!!????
Pero la cosa siguió, porque, para la autora del texto en cuestión, en lo que había fracasado esta señora era como profesional: «Tal vez no como madre, pero sí como representante de la UNESCO para la promoción de la lectura». Nos da a entender, en su artículo, desde el título y entradilla, hasta el final, que sí, que la verdad es que los niños que no leen es PORQUE SON FELICES, y, sobre la conferenciante: “su extraña doble vida, consistente en vender continuamente un mensaje en el que no cree.” Es decir, esta señora, la promotora a la lectura, que, seguramente, hace un trabajo impecable al que dedica muchísimo tiempo, es una impostora porque no ha conseguido que su hija lea.
Incluso puedo entender entrelíneas, cierto que a estas alturas mis niveles de susceptibilidad rozan las nubes, que ¿para qué animar a leer? si en realidad “los expertos” no nos cuentan la “verdadera razón“, el porqué de esa falta de lectura, que es, ni más ni menos, que los niños son felicísimos.
Bien, me gustaría desgranar estos dos puntos, porque tienen mucha miga.
Los medios de evasión de los problemas son muchos y variados, desde luego, la lectura es uno de ellos. Pero, si el niño no lee pero ve la TV, juega a vídeojuegos, o tiene un ordenador en la habitación, no nos equivoquemos, TAMBIÉN SE ESTÁ EVADIENDO. Por otra parte, afirmar que los niños infelices son los que leen, me parece excesivamente osado. La lectura poco tiene que ver con la felicidad, es más ¿qué es la felicidad? Yo he trabajado animando a leer a chavales en riesgo de exclusión social (con familia directa en la cárcel, maltratos, miseria, etc.), y no, no leen, nada más lejos de la realidad. ¡Cuánta falta hace contarles cuentos, leerles libros, hablar con ellos! Pero claro, como los niños infelices leen por inercia, pues nada, podemos saltarnos ese paso. Así nos va.
Además, por esa regla de tres tendríamos un mundo de lectores voraces, nadie vería la televisión y la industria de vídeojuegos caería en la ruina más absoluta, porque, ¿acaso la insatifacción, los hogares rotos, las exigencias escolares y extraescolares, el propio carácter de los niños, las condiciones económicas desfavorables, la inestabilidad emocional de muchísimas familias (la industria farmaceútica alrededor de los ansiolíticos no tiene crisis) , y un largo etcétera, no nos daría un porcentaje de “niños infelices” muy muy elevado? Tan elevado que da pavor pensarlo. Todos ellos leerían como locos.
Por otra parte ¿me quieren decir que todos los niños que leen son, en realidad y aunque no lo parezca, unos desgraciados? Oh, esto sí es un drama, a ver quién le dice a sus padres, que están tan contentos porque sus vástagos son lectores voraces, que lo que les pasa es que no saben gestionar sus miserias.
Tal vez, la conferenciante, se dejó llevar por un fracaso que veía personal y buscó una justificación, innecesaria, por la que su hija no es lectora. Y ahí llegamos al segundo tema.
¿Han de leer todos los niños? ¿Animar a leer es un fracaso si tu hijo/a no lee? NO, POR FAVOR. Nadie conseguirá que un niño que no quiera leer lea, y no es necesario hacerlo, la libertad de leer cuándo y cómo uno desee, respetémosla. Que tengan libros cerca para cuando los necesiten, para cuando los deseen de verdad. Es más: si su hijo no lee, lea usted a su lado, comparta lecturas. No dejemos de leer con nuestros hijos a los siete años “porque ya sabe hacerlo solo”.
Y… ¿Cómo saber cuántas semillas germinarán en el bosque la próxima primavera? ¿realmente es necesario contarlas? Yo siempre digo lo mismo: si de los 4.000 escolares que han pasado por la Biblioteca Pública durante este curso, a los que he leído, contado cuentos, hablado de autores, enseñado libros, si de todos ellos, sólo uno se acercara, después, a una biblioteca, ya será un triunfo.
Sí, es necesaria la promoción de la lectura, porque no se lee suficiente. Porque esos medios de evasión son demasiado tentadores, porque los adultos tampoco leen, porque la lectura genera ciudadanos críticos, acerca a las personas a ver otras posibilidades, a entender sus emociones y saber lo qué sucede en el mundo de las ideas y la imaginación, ése que es tan amplio como el propio universo.
Que lean los niños felices y también los infelices, pero, sino leen, no pasa nada. Y no por ello será menos importante la labor de animar a leer.
Mar Benegas.
Ya llovió desde que escribiste esta entrada pero yo acabo de descubrirla (investigando algo más sobre ti, por cierto, que te estoy descubriendo ahora :-)), pero me acabo de quedar de piedra con lo que comentas en el blog, ¿desde cuándo los niños que leen son infelices? Esa persona de la conferencia estaba, cuanto menos, desinformada por completo. ¿Y los motivos por los que es bueno fomentar la lectura no los conoce? Aquí dejo solo una muestra de los beneficios de la lectura, por si alguien piensa igual:
http://lascomecuentos.blogspot.com.es/2013/11/los-cuentos-y-la-inteligencia-emocional.html
http://lascomecuentos.blogspot.com.es/2014/01/leer-los-peques-para-consolidar-nuestro.html
http://lascomecuentos.blogspot.com.es/2013/12/impulsar-la-creatividad-y-la.html