Tejemos voces, ofrecemos el regalo del lenguaje.
La literatura y el sufrimiento psiquíco son ecosistemas que se van tejiendo con los mismos hilos. Tocan y enhebran lo humano al tiempo que los libros, los buenos libros. Humedecer las yemas de los dedos para palpar los hilos, acomodarlos y poder poner palabras a cada dolor, al nuestro y al de otros. Volver a nombrar asidos a la mano de la palabra. La literatura siempre, como bien nos los cuenta Silvia García Esteban en el curso Descubrir la voz perdida.
Los libros, las lecturas, los álbumes ilustrados nos ofrecen casa, son hogar, nido para crecer, alimentarnos y refugiarnos. La literatura nos da un nombre, nos ubica en espacios y tiempo plagado de nuevos significantes para seguir tejiendo y seguir transformándonos a nivel personal y comunitario. Al final, la manera en que le demos nombre a las cosas determina nuestra posición respecto a ellas.
“El poeta es un gran terapeuta porque todos estamos heridos y es el poeta el que sabe dónde está el lugar de la herida” Alejandra Pizarnik
Ofrecer el lenguaje, desplegar la literatura
Hay algo que no se nos debe escapar por nada del mundo: ser conscientes de cómo la sociedad ha segregado y separado a las personas con problemas de salud mental, del estigma que conlleva asociado. Personas con un sufrimiento psíquico o individuos con diversidad psicosocial que han atravesado o están atravesando enormes dificultades y recalan en la palabra para abrir sendas por donde poder transitar de una manera más amable.
El lenguaje es un regalo, despliega sus velas y sirve de brújula. Un regalo que es, por suerte, infinito y gratuito (Ivonne Bordelois). Y por eso vamos tejiendo, para ofrecerles una red, una tela infinita donde poder sosternese y a la que agarrarse para seguir tejiendo. Muchas de estas personas encuentran la manera de paliar las tempestades que los habitan dejandose mercer por esta red tejida entre diversas manos y que abre los límites con los que se encuentran en demasiadas ocasiones.
En realidad, somos aquello que podemos decir, nombrar y pensar.
Y es, a través de este lenguaje que se mejora la vida, su vida y creamos un espacio donde podemos darle la vuelta a ese lenguaje que, en otras circunstancias, tanto dolor ha generado. En este ecosistema vivo donde nos ubicamos la exclusión o la segregación no tiene cabida. Aquí, a través de la palabra, de la lectura, llega la libertad, la experiencia plancentera que nos ofrece la lectura en esta red que hemos ido tejiendo.
Se nutrirán y nos nutriremos de la palabra escrita y habitaremos un paisaje donde prevalecerá su mirada sobre un mundo que, ahora, se ofrece con toda su belleza. Cada uno hilará desde su experiencia y hará suya la belleza que nos ofrece la palabra, la ficción, la literatura, el libro álbum y en definitiva, ese maravilloso refugio llamado lenguaje.
Seis senderos por los que transitar
Silvia García Esteban nos recomienda estas lecturas para tejer la voz y que, además, utilizará en su curso sobre Libro álbum y salud mental.
Esa gigantesca pequeña cosa, Beatrice Alemagna (SM Ediciones), Buscar y rebuscar, en los olores, miradas, en los abrazos. Hay quien la persigue sin descanso o intentan comprarla. Si algo es seguro, no se puede guardar, simplemente pasa.
La cerca, Alfredo Sordeguit, basado en una historia de Mariale Ariceta (Ekaré) Dos vidas que se abordan en paralelo, una manera de confrontar dos mundos y hablar de un encuentro. Dos vidas que transcurren en el tiempo del juego y la amistad, que dura lo que unas vacaciones estivales, y hace desaparecer las diferencias o fronteras entre las protagonistas. Un libro que plantea una historia de separación y proximidad.
Kintsugi, Issa Watanabe (Libros del Zorro Rojo) Al igual que las cosas pueden romperse, las personas también, pero tiene arreglo, claro. Al usar el métido japones del kitsugi, se restaura una pieza de cerámica rota uniendo las piezas con resina y metales nobles. En este álbum tiene lugar un viaje, un descubrimiento y una transformación. Y así restablecemos la belleza. Reparar esa fractura o curar la herida. Hablar sobre la perdida, la caída, aceptar la fragilidad.
Ana del Lago, Kitty Crowther (Fulgencio Pimentel) Crowther aborda aquí temas como la soledad, el suicidio y el hastío de vivir, con la libertad y la frescura de quien no teme a nada, sino el aburrimiento. Por eso, nuestra protagonista, Ana Ana ya ha tenido bastante. La vida le resulta intolerable. Ana se pregunta por qué las cosas son como son.
Los invisibles, Valeria Mari, Francisca Silva de la C. (Claraboya Ediciones) El protagonista de este hermoso libro, el perro Coco que ya se sentía algo abandonado, se escapa una noche asustado por los fuegos artificiales. En este momento, su vida pasa a ser solitaria que pasa totalmente inadvertido hasta que alguien se cruza en su camino. Hablar de pérdidas, encuentros y segundas oportunidades. Hablar de personas y seres invisibles. A través de la vida de los perros que viven en la calle nos invita reflexionar sobre la esperanza en la vida de cualquier ser.
Volver a mirar, Andrés López (SM Ediciones) Un hombre mira con curiosidad constante el cielo. Pasa los días contemplándolo, intenta que los demás lo miren, pero nunca pueden, o nunca lo escuchan. Están muy ocupados. En este bello álbum descubriremos la importancia de mantener la curiosidad ante lo que nos rodea puesto que el protagonista deja de mirar para no sentirse diferente y en ese punto se pierde.
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Como siempre, excelentes escritos y comentarios. Quisiera comprar alguno de los libros que aparecen hoy: Kinsugi y Los invisibles. ¿Cómo lo puedo hacer?
Gracias
Liana Fornier De Serres