Además del otoño, el fresco y la rutina, nos trae nuevos propósitos y objetivos, nos invita a reflexionar y planificarnos para continuar y ampliar nuestra formación.
Algo que nos agrada mucho de septiembre es que comienza la temporada de teatro.
El teatro necesita un entorno social para comunicarse, sin embargo, comunicarse con el público más joven, con una demanda especialmente cambiante durante la adolescencia, con empatía y respeto, no es una comunicación sencilla de establecer. Sobre esto, Itziar Pascual, es una experta. Dramaturga, pedagoga, investigadora, periodista y Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud, consigue acercarse a las experiencias vividas durante estas etapas a través de las artes escénicas y de su labor pedagógica y de investigación.
Como ella misma expresa en una entrevista para la revista Anagnórisis: “Intento comprender el teatro como una práctica creativa, pero también como un territorio de pensamiento y de crítica. La perspectiva teórica me permite interrogar a la creación, plantearle problemas concretos; la práctica me permite realizar las hipótesis en acciones precisas; y el trabajo docente es el laboratorio vivo de ambas” . La obra de Itziar Pascual, como se presenta en la introducción de su obra Mascando Ortigas (2005) se caracteriza por su pulso firme en el manejo de lo poético.
El mundo está lleno de niñas que decidieron dejar de crecer. Se encerraron, se quedaron quietas, se inventaron mundos invisibles y se dejaron perder en la niebla. (Itziar Pascual)
En su curso, Dramática de la fantasía nos dice “que cada palabra nombrada en el teatro para la infancia es una oportunidad de transformación del mundo”.
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Septiembre se acerca acompañado de una brisa fresca que nos invita a leer.
Es muy agradable tener designado un espacio para recogernos en la lectura. Antiguamente no todo el mundo tenía acceso a la lectura, leer, recitar o contar historias en grupo, era una forma de socializar y también de poder llegar a los que no sabían leer, donde podían aprender o imaginar otros mundos. Actualmente todos tenemos acceso a la lectura, pero parece que compartir esta experiencia se queda en primaria. Debatir con la infancia y la juventud sobre la lectura debería ser algo tan habitual como hacerlo sobre una noticia, una serie o una película. Para eso hace falta crear un ambiente donde se sientan libres, no evaluados, que no lo sientan como una obligación o una asignatura más, sino como un placer.
Debatir o intercambiar ideas sobre ese libro que nos ha fascinado, o no, en un espacio creado para eso, es ahora la experiencia más estimulante y enriquecedora que nunca. Sin embargo, es importante conocer y comprender las herramientas para crear este espacio y que funcione adecuadamente. En esta tarea, Jesús Ge, especialista en literatura infantil, maestro y poeta, nos introduce y orienta de la mejor forma para iniciarnos en la creación de un Club de Lectura.
El Club de Lectura es una actividad relevante para consolidar el hábito lector en niños y jóvenes. Un refugio donde los jóvenes pueden sentirse libres para poder expresarse sin ser juzgados o etiquetados. (Jesús Ge)
En un Club de Lectura puedo expresar libremente mi afición por la lectura (en el grado que sea: afición, agrado o supremo). Puedo revelar sin temor que me gusta leer y, sobre todo, puedo decir si me ha gustado o no el libro del que hablamos. (Jesús Ge, Club de lectura infantil. El salón del asombro). Es importante tener una idea sobre cómo seleccionar los libros o categorías, poder distinguir lo que es un Club de Lectura infantil de lo que no lo es.
Este septiembre prepara ese lugar que acoge la lectura en tu espacio profesional y despeja las dudas sobre la forma más adecuada para iniciar un Club de Lectura, desde el papel del moderador a la selección bibliográfica.
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El otoño nos llama a reflexionar sobre algunas ideas que permanecen arraigadas, cambiar las hojas y abrirnos a nuevas formas de mirar.
Sobre la idea generalizada que se tiene sobre la infancia, como algo universalizado, sin distinguir sistemas culturales o contenidos sociales, sujeto a la mirada adultocentrista que se encarga de vigilar y de intervenir lo que conviene o no a la infancia y a la juventud. Suzanne Lebeau, dramaturga y escritora, reconocida a nivel mundial por su trayectoria en el campo de la dramaturgia para el público joven, reflexiona sobre la censura, sobre quién decide lo que es más adecuado o no para la infancia “La primera pregunta con la que he luchado cuerpo a cuerpo, sigue aún tan viva como hace treinta años: ¿quién puede saber y decidir lo que es mejor para un niño? ¿Quién puede decidir lo que es mejor para esos doscientos niños que están en una sala y que no saben ni siquiera lo que van a ver?”
¡Qué extraña esa voluntad de proteger a los niños de la vida misma a cualquier precio! Todos sabemos que una puerta cerrada esconde a un niño que escucha. (Lebeau, S, 2006)
Suzanne Lebeau, en el curso Censura y autocensura en la creación para la infancia, nos provoca a preguntarnos; ¿Cuál es el papel del artista en esa sociedad que tiene tanto miedo a las palabras? ¿Cuál es el valor de un punto de vista que no quiere imponerse como verdad? ¿Cómo conservar una relación fuerte, potente e íntima con el arte que necesita todas las palabras para hablar de la vida?
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Con esa brisa fresca septembrina que invita a la lectura y a la reflexión, llegan también las muchas de las posibilidades que ofrecen los libros.
Como el acompañamiento terapéutico a través de la literatura. Sobre este tema, Silvia García Esteban nos ilustra desde su experiencia con el Psicoanálisis en su propio proceso terapéutico. Lo hace a través de su formación y contacto con otros campos del saber, cómo la literatura o el Acompañamiento Terapéutico. Esto le ha permitido convertir su experiencia de sufrimiento psíquico en una herramienta poderosa para acompañar a otras personas que sufren problemas de salud mental.
Como ella misma comparte en la entrevista para el blog “Cuando te presento el mundo”; Mi objetivo nunca ha sido que los pacientes se hicieran lectores, mi meta era que los pacientes tuvieran un espacio de disfrute con la palabra, un momento placentero alrededor de los libros. Era tratar de abrirles una ventana al mundo y de llevarlas a lugares que de otra manera no conocerían. Vivir otras vidas a través de la literatura.
Ahora puedes conocer las herramientas para poder acompañar el sufrimiento psíquico de niños y jóvenes a través de la literatura, perder el miedo a hablar de este tema tan complejo como es la Salud Mental y ver las posibilidades que ofrecen los libros.
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Amparo Benegas
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