Hace unos días terminé el primer curso (virtual) para docentes, coincidió con el inicio de curso de la Comunidad Valenciana. El panorama es bastante desalentador y un vistazo rápido a las dudas y sugerencias me hizo pensar en la necesidad, este curso más si cabe, de humanizar la práctica educativa, de dar un respiro, de situarnos de parte de la infancia (que pareciera que esta pandemia nos situó en su contra, más si cabe). Pero este curso (sobre todo este curso) necesitamos la poesía como el pan. Por ello, surgieron estos 10 recursos prácticos para poner en marcha en la poesía infantil en tiempos de pandemia.
Eran 47 docentes y una idea común: las niñas y niños están deseosos de normalidad, de volver al cole, de estar con sus compañeros. Parece que mis amigas docentes de secundaria también tienen la misma visión: nunca se vio un curso con más aceptación de esa “nueva a-normalidad” en la que estamos viviendo.
Y también pude observar que las maestras están dejándose la piel, haciendo lo que pueden y que si de por sí es complicado este año todo lo es mucho más.
Me pedían adaptar las propuestas prácticas del curso a esa nueva realidad. Es cierto que hay muchas actividades de las que comparto en ese curso que son de contacto, de boca a oreja, de mano a mano, de grupo a grupo.
Por eso decidí escribir esta entrada y además liberar un documento (que podéis encontrar AQUÍ, en el curso), con ideas poéticas y propuestas prácticas que podéis llevar a cabo, paso a paso, en escuelas, bibliotecas y en casa.
Porque este curso será la poesía (o no será) la que nos salve. Será la belleza, será el asombro, será humanizar la práctica y buscar la grieta por donde dejar entrar la luz.
Poesía como pan
Medio pan y un libro, decía Federico García Lorca. Así, con el poeta en mente, reflexionemos sobre la necesidad imperiosa de alimentar el alma de la escuela, de darle esa parte de humanidad que se pierde entre mascarillas, distancia social y lavado de manos insistente.
Paremos a respirar y pensemos en cómo y qué ofrecer a cada grupo. Repensemos cómo derribar esa distancia mental, que ofrece sin duda una resistencia mucho más complicada. Veamos algunos de los puntos que deberíamos tener en cuenta antes de mirar las propuestas poéticas prácticas, qué buscamos con ello:
a. El contacto o humanizar la escuela
Será necesario reinventar la manera de transmitir la belleza, de buscar el contacto con otros grupos, de colarnos en otras aulas… Es decir, buscar la manera de restaurar el contacto cuando se prohíbe el contacto físico y real. Humanizar y hacer presente al otro, pensar en el resto, en los compañeros a los que no pueden tocar, ni jugar, ni…
La necesidad de humanizar y embellecer las prácticas didácticas, de buscar una escuela más poética, humana, lúdica y bella, donde la palabra sea el puente que me une al resto de personas cuando no puede hacerlo el abrazo o el juego.
Usando los recursos que pone la tecnología en nuestras manos y la imaginación podemos hacer muchas actividades poéticas que ayuden a este contacto, a sentir presentes a los compañeros de otras clases aunque no podamos jugar con ellos en el patio ni vernos ni tocarnos como antes.
b. La intervención del espacio
Buscar la intervención del espacio, que la infancia se apropie de ese espacio que es suyo, la escuela-biblioteca, pero que ahora se encuentra sitiado por la normas. Permitir que, con acciones puntuales y controladas, puedan hacerse dueños y presentes en ese entorno.
Aprovechemos también el aire libre: salgamos al patio y permitamos que la vida suceda en ese otro entorno más seguro.
c. Dejemos que la poesía conecte con las emociones
El carácter catártico de la poesía, expresar a través de la escritura, leer poemas que conecten con las emociones sentidas, que permitan expresar todo lo que se ha ido quedando guardado. Buscando la manera de abordarlo, eligiendo el poema correcto o el juego creativo.
¿Qué sentirá esta infancia que ha sido confinada? Y ahora, ¿qué sentirán cuando ven los parques precintados pero las terrazas llenas de gente? ¿y cuando ven que ellos han de llevar la mascarilla todo el día pero si van a tomar algo pueden estar juntos y sin ellas? ¿Qué tendrá que decir la infancia a todas estas injusticias, a este desdén?
¿Les hemos preguntado si han tenido contacto con la enfermedad? Para muchos de ellos puede haber sido el primer contacto traumático con la idea de la muerte.
La poesía nos facilitará mucho ese camino, ya sea como catarsis, como válvula de escape, como herramienta lúdica o para suscitar el diálogo y la conversación.
d. Acunar con la voz
¡Cuánta falta hace la poesía! Siempre, pero hoy más que nunca. Esa belleza que acuna como un salmo. Ese poema como un “cura sana” que nos limpie las heridas. Ofrezcamos la poesía como esa palabra que es una gasa, que calma, cura y canta. Dejemos la poesía al alcance de la infancia, dejemos que “pierdan” el tiempo leyendo poesía.
Demos nuestra voz al verso, ya que no podemos dar nuestra expresión, nuestra sonrisa, nuestros besos, cedamos nuestra voz a la belleza y que esta transite de nuestra boca a los oídos, que escuchen que nuestra voz resuena, ríe o se emociona.
Que nuestra voz sea nuestro rostro, nuestra emoción. Para que acune y calme como ese “Cura sana…” Que juegue y se ría, que haga reír.
Dejemos poemas cerca. Dejemos espacios sin juicio para jugar a crear. Seamos testimonio y voz de la poesía.
e. Por qué habitar la belleza
La poesía nos sitúa del lado de la belleza y el juego. Y sirve.
Sirve para encender una luz, ante la oscuridad de los tiempos y tanta incertidumbre.
Cuando el miedo se cuela entre los sueños y se nota en el aire.
Porque las normas son restrictivas y el tiempo no acompaña.
Sin darnos cuenta el ritual del juego, de los abrazos y las sonrisas, desaparece y lo sustituyen rituales del alcohol y las mascarillas.
Y el “súbetela que no te tapa la nariz” y el “no te acerques tanto” y el…
La falta de contacto, de abrazos, de besos.
En estos tiempos solamente nos salvará la belleza. Habitar el asombro. Buscar los resquicios y buscar la hermoso y apresarlo, darlo de comer a nuestra infancia, como si fuera pan.
f. Dejar entrar un poco de libertad
Porque no hay miedo que no sea menos miedo si se canta. No hay dolor que no sea menos dolor si se envuelve de misterio. Y para eso sirve la poesía, para cantar la vida, para espantar el miedo, para jugar con esos monstruos que nos acechan.
Pero también sirve para erigir un espacio de libertad, un espacio de subversión lúdica, de catarsis: todo puede suceder en un poema.
Dejemos entrar un poco de libertad.
Propuestas prácticas y lúdicas: poesía infantil y pandemia
Como os decía al principio, he preparado un documento con propuestas para todas las edades, para que la poesía esté presente. No podemos usar los susurradores pero hay otras maneras de susurrarnos poesía.
Puedes descargarlo en el curso “COMO SI FUERA UNA CEREZA – POESÍA E INFANCIA”. Ojalá os sea útil y la poesía inunde vuestras aulas y escuelas y bibliotecas.
Que la poesía nos acompañe. 😉
Soy de un grupo de lectura desde el año 93.
Esta semana empezamos los encuentros on line.
Muchas grCias por compartir las lecturas para niños.
Rosa Urrea
Gracias a ti Rosa. Es emocionante ver cómo se comparte nuestro trabajo y se extiende la motivación hacia la poesía.
Un saludo.
Querido Sitio de las Palabras:
Gracias por compartir este posteo y el documento del curso.
Aquí es pleno verano y por lo tanto vacaciones. Quienes son docentes han terminado absolutamente extenuados por más de una razón. Guardo este artículo para compartirlo con ellas y ellos en mis redes más cerquita del inicio del año lectivo.
Yo lo releo, disfruto y analizo desde ahora y en etapas, es abundante y más que necesario.
Mar y Jesús, abrazos que abracen.
Gracias, Marcela, por la lectura.
Y sí, tiempos complicados y un extra de ternura y palabras que abracen y besen allá donde no puede llegar la piel.
Un abrazo grande.