Poesía infantil de 3 a 9 años. Continuamos la serie que comenzamos con 5 preguntas y 5 recomendaciones y que seguimos con poesía y bebés de 0-3 años, además de tratar el tema de poesía en tiempos de pandemia, por si quieres echarles un ojo. Seguimos ahora con la poesía infantil de 3 a 9 años.
Una muestra de una sesión para estas edades podéis verla aquí, realizada para el Ayuntamiento de València, para “Biblioteques Municipals de València”.
La poesía infantil de 3 a 9 años
De tres a seis años la infancia necesita afirmarse en su crecimiento, comenzar a hacer camino, pero ha de tener siempre cerca ese referente afectivo, esa “casa” a la que volver. Deambulará, querrá vestirse sola, hacer cosas, irá tomando distancia, pero siempre teniendo cerca el regazo, el refugio. La poesía es una forma de recordar esa seguridad del arrullo. La rima es el ritmo primero, lo que se acompasa con el corazón y lo que quita los miedos.
La rima
Por eso la poesía, sobre todo hasta los 6 años (siempre hasta los 6, y hasta los 9 es recomendable porque les resulta más fácil entrar a través de la musicalidad) ha de ir acompañada de ese primer latido, la sonoridad que ofrece la rima.
Seguiremos con los poemas tradicionales, las cancioncillas y retahílas, pero la entrada al juego simbólico y un mayor dominio del lenguaje, amplían las posibilidades del disfrute según avanzamos en edad.
Cuentos rimados y rimas de animales
Esa necesidad de independencia. La identificación de las emociones primarias y el reto de poder llegar a historias más complejas hacen de los cuentos rimados unos textos ideales para estas edades.
Esos poemas que están entre el cuento y el poema, como la mayoría de María de la Luz Uribe, algunos de Gloria Fuertes u otros de María Elena Walsh.
Las rimas de animales, o los cuentos rimados con animales protagonistas, son ideales en estas edades en las que la entrada al juego simbólico se afianza. Ofreciendo herramientas que permitan comprender el mundo que les rodea y a ellos mismos.
Un modo de entender la realidad, representada en las historias. A través de la identificación con los personajes y aventuras narradas en rimas y cuentos se más fácil identificar situaciones o emociones difíciles de controlar.
Porque el miedo jugado…
El miedo, los celos… todas las emociones primarias se representan, de manera espontánea, en las rimas infantiles, sin moraleja ni literalidad, sin intención adulta. Existen porque existe la infancia y la infancia las necesita.
Los cuentos rimados, como el clásico “Julieta, estáte quieta” (reeditado en 2018), donde Julieta es “la mediana”, con todo lo que eso implica y cómo va sintiéndose según el texto, en pareados, avanza y le repiten “Julieta, estate quieta”.
O cuentos tradicionales (o basados en ellos) que contengan rimas o canciones en su narración, como “Vamos a cazar un oso” o “El Pequeño Conejo Blanco”. O tantos otros. Que son cuentos donde el miedo se canta, se rima y es menos miedo. Porque el miedo jugado es menos miedo.
Adivina-adivinanza…
Cada edad tiene su tipo de versos tradicionales. De los 3 a los 6, además de poesía tradicional, encadenados, rimas de animales o cuentos rimados, las adivinanzas y refranes (que sirven para situarse en el tiempo, en los meses y días de las semana), son unos aliados estupendos.
Los poemas encadenados les encantan:
Juegos sencillos de palabras y poemas que podamos aprender (de verdad que se los aprenden inmediatamente), que puedan repetir.
Además, de 6 a 9…
Uno de mis libros que, sin duda, más gusta, sobre todo de 5-6 a 8-9 años, porque tiene rima (una canción que se repite), adivinanzas y un viaje lleno de aventuras es, sin duda, “Blanco como nieve“, podéis ver el cuento y la narración en la sesión grabada que comparto al principio de este artículo.
Y en Dídola Pídola Pon, el estupendo blog de reseñas de Belén López, donde comparte reseñas y experiencias lectoras desde la biblioteca escolar, podéis ver cómo gusta también en las escuelas.
Los poemas complejos o más abstractos, el dominio de la voz y la dicción, la memoria, el misterio de las palabras y alcanzar ciertos hitos (recitar trabalenguas, aprender juegos de palabras o entender la ironía) abren el abanico de lectura y disfrute.
“A lo bestia” es un libro que recito en toda primaria, desde 1º a 6º, eligiendo los poemas. Todos los niños y niñas tienen una “Madre Cotorra” y un “Padre Jabalí”. Lo gamberro, el juego, es una apuesta segura a partir de esas edades. Aunque, eso sí, la experiencia lectora y de escucha crece según avanzan los cursos.
Porque la poesía infantil es fundamentalmente poesía. Y la poesía infantil de 3 a 9 años es intercambiable, de 3 a 9 y de 9 a 3. Puede servir igualmente. Probemos, que no sea algo estanco, que los pequeños queden prendidos del misterio del lenguaje, no entiendan todo. Que los mayores puedan jugar con las palabras y con textos para “pequeños”, la poesía no es de nadie porque es de todas las personas.
La ironía, la belleza, lo poético…
Los más mayores de esta franja, a partir de los 6-7 años, ya van entrando en la ironía, los juegos de palabras más complejos, los trabalenguas, adivinanzas, todo avanza.
A partir de los 7/8 años comienza la entrada al pensamiento lógico, se pasa de lo simbólico a la razón, por eso, a estas edades es importante cuidar la metáfora, la belleza, lo poético.
Es en estas edades cuando suele darse la desconexión con la poesía, coincide con la entrada al mundo de la lecto-escritura y sucede, por desgracia, de manera sistemática. Por eso este CURSO intenta ofrecer herramientas para evitarlo.
Por eso es importante cuidar que no se pierda. La infancia sigue necesitando de la poesía, y los juegos de palmas, las rimas… siguen estando presentes, pero la poesía con un lenguaje más elaborado, más cuidado, la que se abre al asombro, a la ironía, a la belleza y a la posibilidad, facilitarla: dar de leer y de recitar en voz alta es responsabilidad nuestra.
Nunca encontré, como decía en el primer artículo de esta serie, ningún niño, ninguna niña, que NO LE GUSTE LA POESÍA, NUNCA.
Mar Benegas
Maravilloso