PERSONAJES ENTRAÑABLES

Personajes entrañables o valientes, cobardes o malvados, temerosos o diminutos, soñadores o avaros….Qué importantes los personajes de cuento (o de libro) que nos marcan. Con cuáles nos hemos ido identificando o a cuáles de ellos hemos odiado.

¿Cuántos personajes recordamos?, ¿cómo es de importante su personalidad? Hay, sin duda, personajes odiosos, queridos, que nos sacan de quicio… cada uno con su carácter hacen de espejo. Espejo nuestro pero también del mundo que nos rodea.

Podemos ver nuestros defectos o los efectos del poder y la maldad, podemos identificarnos con la ternura que nos inspiran algunos de ellos o ponernos de los nervios a leer.

Así funcionan, como símbolos. Una representación del mundo que nos habita y nos rodea. Veremos en esta serie algunos personajes de cuento, que nos gustan pero también los que no nos gustan tanto.

¿Qué tendrán?

¿Qué tendrán esos personajes entrañables, tan inocentes y dulces. que despiertan nuestra ternura? Pero, sobre todo, las de la infancia.

Esa representación de la bondad en todo su esplendor. La de la infancia, la falta de experiencia, el ir por la vida un poco a tientas, siempre con el corazón en la mano, a la vista y totalmente desprovisto de maldad y defensas.

Así, cuanto más evidente mejor, es fácil reconocer esos rasgos. Rasgos que hay que defender y cuidar. Protegiendo pero sin endurecer. Respetando esas peculiaridades que los hacen especiales.

El personaje entrañable, en su ingenuidad, conseguirá completar su aventura sin haber tenido que sacrificar su bien más preciado: su bondad.

Así es, al menos, como intenté plasmar al bueno de Don Nicanor y sus amigos. O a Oso y Ratón. Ojalá lo consiguiera.

Suelen ser animales, historias fabuladas para los más pequeños donde pueden sentirse representados e identificar partes de sí mismos, pero sabiendo que es ficción, es decir, pudiendo sentirse seguros en esa representación simbólica.

Algunos personajes entrañables

Casi todos los de Janosch

Si algún autor ha conseguido retratar esta ingenua bondad, tocada por la ironía pero sin perder nunca la inocencia ha sido Janosch.

El mismo Janosch reconoce que, después de sus primeros libros más duros como “Historia de Valek , el caballo” (ay), sus libros intentaron reflejar una infancia hermosa e idílica, de descubrimientos, inocencia y cuidados. Tal vez para contrarrestar su propia y terrible infancia.

Tal vez por eso casi todos sus libros y sus personajes son dulcemente entrañables. Humanos, ingenuos y dulces.

Sus dos personajes más entrañables serán sin duda Tigre y Oso, que repiten aventuras en sus libros: “¡Qué bonito es Panamá!”,” Yo te curaré, dijo el pequeño oso”, “Vamos a buscar un tesoro”, “Correo para tigre” y tantos otros cuyos protagonistas son esos dos pequeños personajes.

Estos personajes llegaron a tener su propia serie de televisión en Alemania.

O la serie de Topolín cuyo personaje, además de ingenuo, es un poco travieso. Personajes cuya ternura, trufada de humor, nos hacer pensar en la primera infancia y, sin duda, son ideales para esta franja de edad.

Mejor en el libro: Winnie de Pooh y El Mago de Oz

Este osito y sus compañeros de aventuras, creados por Alan Alexander Milne e ilustrados por Shepard (que también ilustró otro de los libros de los que hablamos en este artículo), al igual que los protagonistas de El Mago de Oz, son mucho más interesantes en su versión escrita (e inicial) que en su versiones visuales. A pesar de que son estas últimas las que más peso tienen en el imaginario.

Tanto la serie de libros de Winnie de Pooh, con ese osito y sus amigos (un cerdo, un tigre, un asno), como Dorothy y los personajes que encuentra en el camino de baldosas, tienen unos rasgos muy reconocibles. Virtudes o defectos que son identificables fácilmente y que permiten a la mente infantil, todavía carente de recuerdos y recursos, reconocerlos y, sobre todo, reconocerse en ellos.

El viento en los sauces

“El viento en los sauces” de Kenneth Grahame, también está lleno de esos momentos y lugares entrañables. Topo, Sr. Sapo, Ratito o Sr. Tejón… Contiene belleza, amistad y camaradería, aventuras y muchos pasajes realmente poéticos.

Mucha risa cuando al ricachón de Sr. Sapo se le ocurre conducir un coche y mucha belleza cuando Topo despierta en primavera, recuerdo que este fragmento cuando lo leí en voz alta a mi hijo, me hizo repetirlo muchas veces:

“Pensó que su felicidad estaba colmada cuando, deambulando de un lado a otro sin rumbo fijo, se encontró de pronto en la orilla de un río en plena crecida. Jamás en su vida había visto un río: aquel animal brillante, sinuoso y corpulento que corría persiguiendo y riendo, agarrando cosas con un gorgoteo y soltándolas con una carcajada, para volver a arrojarse sobre nuevos compañeros de juego que conseguían zafarse con un meneo y volvían a caer presos de la corriente. Todo eran temblores y sacudidas, brillos, chispas y destellos, susurros y remolinos, murmullos y borboteos. El Topo estaba hechizado, extasiado, fascinado. Correteaba a la vera del río como uno corretea, de muy niño, a la vera de un hombre que le tiene embelesado con historias emocionantes; y cuando al fin se cansó se sentó en la orilla, mientras el río seguía cuchicheándole cosas, unas susurrante retahíla de las mejores historias del mundo, enviadas desde el centro de la tierra para contáselas al fin al insaciable mar.“

EL VIENTO EN LOS SAUCES. Kenneth Grahame

Por su extensión y vocabulario se hace una lectura recomendable para compartir en familia, y así fue como la disfrutamos en casa. Al igual que “El Mago de Oz” que leímos cuando Yago tenía 5 años unas 10 veces seguidas sin soltarlo. Acababa y volvíamos a empezar.

Frederick, El patito feo y Pinocho

Estos tres personajes tienen algo en común: la evolución del personaje. Su rasgo más entrañable o que más nos hace sentir ternura por ellos es ver que se comportan tal y como son: no pueden evitar nada de lo que les sucede.

Tres protagonistas inocentes que son rechazados por ser como son. Por el simple hecho de haber nacido así. En todos ellos hay una evolución, un cambio. Manteniéndose fieles a sí mismos, siendo ellos, al final consiguen el tributo: ser reconocidos por el resto. La aceptación y el respeto, el amor.

Todo ello sin dejar atrás su bondad y su inocencia, aceptándola y defendiéndola.

Moraleja

Todos estos personajes tienen algo en común. En todos ellos, la lección es para los adultos. La inocencia y la inteligente bondad de estos personajes entrañables son un reflejo de la infancia o de lo que debería ser: de su anhelo, de las pérdidas y las necesidades. De sus capacidades y deseo de libertad. De sus virtudes y defectos.

Todo aquello que debería permanece intacto en la infancia para que llegue, al menos su fulgor, a la edad adulta. Para que no se nos olvide, para que siga ahí, sin perderse.