¿CONTRA LA FANTASÍA?
¿Estaba María Montessori en contra de la fantasía?, ¿de dónde sale esa idea tan extendida de que fantasía e imaginación se diferencian, en cuanto a significado (siendo una negativa y la otra positiva para la infancia)?
CONFRONTACIÓN
Desde hace unos años es fácil encontrar esta confrontación directa: fantasía versus imaginación en muchos blogs y páginas, incluso de las propias escuelas Montessori. Entiendo que debe tener unos matices que se me escapan porque no he leído a Montessori más allá de algunos artículos sobre ella y de vivir con un maestro que usaba parte del método Montessori para enseñar a su alumnado. Como no conozco los detalles ni el texto exacto, ni cuán importante era este detalle para ella (creo que únicamente fue citado en una conferencia) no puedo opinar en profundidad sobre la fuente de donde sale esta idea.
RESPONSABILIDAD
Pero sí creo que es necesario, diría que imprescindible, dar una vuelta a estas ideas. La necesidad de aclarar los términos y defender a la infancia de lo que es un derecho: el derecho a compartir historias, el derecho a la fantasía (propia y de otros). El derecho (y nuestra obligación y responsabilidad) de compartir subjetividad y elaboración simbólica con las personas que les rodean: en casa, en la escuela…
Porque sí, imaginación, fantasía, ilusión, ficción… todo es lo mismo y nace del mismo lugar. Términos sinónimos que tienen una importancia vital en nuestra vida pero, sobre todo, en la infancia. Y es que, queramos o no, somos seres literarios. La fantasía, la metáfora y lo simbólico es inherente a lo humano.
MITO DE LA OBJETIVIDAD Y MITO DE LA SUBJETIVIDAD
El problema más acuciante por este exceso de realidad (consecuencia del Mito de la Objetividad) es que fundamenta la cultura moderna en datos estadísticos y estándares mesurables. Como si todo (la ciencia, pero también las cosas del alma humana) fuera cuantificable solamente a través de parámetros objetivos. En la Literatura Infantil este dato se ve claramente representado en esos libros receta, esos manuales de educación emocional o de valores, que se exigen y comparten con la infancia de manera casi exclusiva, huyendo de aquellos que no tengan función (objetiva) y no sirvan para algo.
EXCESO DE REALIDAD
Ese exceso de literalidad, o lo que es lo mismo, la carencia de subjetividad, tiene una consecuencia directa. Una consecuencia que se observa cada vez más claramente con esa desnutrición del lenguaje, con ese pensamiento plano. Esa trampa del sistema, tan bien urdida, que nos tiene adormilados frente a las pantallas, como polillas persiguiendo la luz de una bombilla.
Cuánta falta hace un antídoto. Un antídoto humanista, artístico, pero también objetivamente cuantificable, porque del Mito de la Objetividad no saldremos cayendo en el Mito de la Subjetividad. Alimentarnos de belleza, de teatro, de literatura pensada. Que, nacidos de la reflexión profunda, la fantasía, la lectura y la ficción ayuden a conformar el universo simbólico de la infancia. Que la infancia pueda reconocerse y reconocer el mundo a través de la experiencia de los que estuvieron antes, a través de las historias, del arte, de la música, del teatro, de la fantasía. Al fin y al cabo es de las pocas herramientas que permiten hacerlo.
LO LITERAL
Y es que, disfrazado de pragmatismo estoico (esa formulación que dice que la infancia ha de relacionarse con el mundo exclusivamente desde la realidad para desarrollarse correctamente) es peligroso. Estos días leí esto (extraído, tal cual, de la web “viviendomontessori.com”):
“Esto también se puede extrapolar a los juguetes, porque crean ilusiones, no suelen tener ninguna meta en general, no da lugar a la concentración mental, solo los mantienen ocupados con cosas irreales. Ejemplo, les compramos una cocinita, pero no les dejamos que nos echen una mano cuando cocinamos.”
Una afirmación como esa echa por el suelo toda la teoría del juego y la importancia mamífera de la imitación y del juego simbólico, destruyendo de un plumazo la necesidad (biológica) de la ficción lúdica, de la necesidad del pensamiento metafórico y simbólico (en toda la vida humana, de la primera infancia en adelante), que lleva estudiándose desde Aristóteles y en puja (el mito del objetivismo contra el mito del subjetivismo) desde Platón.
Somos seres literarios. Queramos o no, la metáfora, la metonimia, el mito y los ritos, el juego, el arte y las humanidades, lo simbólico forma parte fundamental de la construcción del pensamiento individual, de la construcción de la cultura propia y la colectividad.
FANTASÍA VS IMAGINACIÓN
Una de las cosas que más me sorprenden de este argumento; el que contrapone o distingue entre fantasía e imaginación; es que se ofrece como una afirmación, una verdad absoluta, pero confusa al mismo tiempo: “La imaginación nace en la mente del niño a través de la información que ha recibido del mundo real. Por ejemplo, con una caja de cartón se hace una casa.” (SIC) “La fantasía es algo creado por los adultos, nace en la mente de otra persona y se lo transmitimos a los niños.” (SIC) como puede leerse de nuevo en la web viviendomontessori.com.
Yo, en ambos casos, veo a la imaginación jugando, en la mente de la infancia y en la mente de la persona adulta, pero si pensamos en la idea que subyace: no hay que ofrecer a la infancia ficciones (ni juego simbólico) que no haya creado la propia infancia, sin intermediarios ni herramientas ajenas (juguetes, libros, historias, etc.), en el fondo contradice la propia ley del aprendizaje mamífero.
Pero sobre todo, contradice a la propia pedagogía Montessori, que se basa en ofrecer materiales (elaborados por los adultos) para “practicar” y aprender de una manera experiencial. Y eso es la ficción (poesía, canciones, historias), eso es el juego simbólico (teatro), eso es el arte (pintura, escultura, construcción…).
Pensar que imaginación y fantasía son cosas diferentes o que hay un elemento diferenciador entre la fantasía (adulta) y la imaginación (infantil) también contradice a la propia definición de fantasía e imaginación. Veamos.
LA DEFINICIÓN
Dice la RAE, en su diccionario en línea, si buscamos “Fantasía”:
Fantasía: 4. f. Grado superior de la imaginación; la imaginación en cuanto inventa o produce.
Pero si buscamos “imaginación”, en el diccionario de mi querida María Moliner:
Creo que afirmar que fantasía e imaginación son cosas distintas es un error garrafal. Que basar un discurso, una teoría, sobre una falacia como esa es un verdadero peligro.
SOBRE EL LENGUAJE Y EL PENSAMIENTO
Lo que viene a decir esta teoría, ampliamente compartida, es, básicamente, que hasta los 6-7 años no hay que ofrecer “fantasía” a los niños y niñas. Partiendo de una definición arbitraria y subjetiva del término fantasía que, como hemos visto antes, contradice a la definición real.
Este enfoque, por otra parte, contradice la mayoría de teorías (serias y fundamentadas) de antropología, psicología y lingüística. Desde “Pensamiento y Lenguaje” de Vygotsky a los estudios sobre mitología de Graves, los símbolos de Jung o la propia teoría de Lacan. Pero también echa por tierra una gran parte del debate filosófico desde el inicio del pensamiento humano, el debate eterno entre Aristóteles y Platón o el intento de Zambrano de recuperar el espacio de la poesía en la “República”.
Pero la verdad es que, como se ha estudiado ampliamente, la contraposición entre realidad y ficción, entre metáfora y literalidad, entre mito y empirismo, entre objetividad y subjetividad, el equilibrio entre estos conceptos, es totalmente necesario para relacionarnos con el mundo.
PENSAMIENTO SIMBÓLICO/METÁFORICO
Como dicen (y argumentan) Lakoff y Johnson en su maravilloso ensayo “Metáforas de la vida cotidiana”:
“Nosotros hemos llegado a la conclusión de que la metáfora , por el contrario, impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción. Nuestro sistema conceptual ordinario, en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metafórica. Los conceptos que rigen nuestro pensamiento no son simplemente asunto del intelecto. (…) Si estamos en lo cierto al sugerir que nuestro sistema conceptual es en gran medida metafórico, la manera en que pensamos, lo que experimentamos y lo que hacemos cada día también es en gran medida cosa de metáforas. (…) Una manera de enterarse en mirar el lenguaje. Puesto que la comunicación se basa en el mismo sistema conceptual que usamos al pensar y actuar (…) hemos descubierto que la mayor parte de nuestro sistema conceptual ordinario es de naturaleza metafórica. (…) Las metáforas estructuran la manera en que percibimos, pensamos y actuamos.”
SOMOS SERES LITERARIOS
El lenguaje y el pensamiento se erigen sobre las leyes y recursos de la ficción: animismo, simbolismo, metáfora… todos estos recursos aparecen en los primeros años de la infancia.
Recibimos a nuestros bebés con una “fantasía” metafórica: les enseñamos quiénes son a partir de la ficción y la ilusión. Así, los “cinco lobitos” serán los cinco dedos y así, desde esa “fantasía”, el bebé aprende a comunicarse (de todo esto hablamos y profundizamos en el curso DE LA NANA AL CUENTO. LEER ANTES DE LEER).
Cuando la infancia representa el mundo para aprehender sus normas básicas, para aprender a vivir y a pensar, lo hace a través del juego (y los juguetes) simbólico, las historias compartidas, el animismo… Todo es pura metáfora, pura ficción, pura fantasía.
EL DERECHO A LA FANTASÍA
Pretender que la imaginación, la fantasía y la ilusión no forman parte de la vida en los primeros años es un error que ya estamos pagando. Porque si la estructura ficcional (metáfora, símbolo, animismo…) forma parte de nuestro pensamiento y se elabora a través del lenguaje, negar esa parte es castrar las capacidades de la infancia, negar la posibilidad, la necesidad y el derecho a alimentar su imaginario.
Pero sobre todo, negar el derecho a elaborar un pensamiento subjetivo, creativo y robusto que les permita defenderse de un sistema productivista y dañino. Defensa que necesitará, sin duda, de altas dosis de pensamiento crítico, creativo y “fantasioso” para zafarse de sus garras.
LA DESNUTRICIÓN DEL ALMA
Pretender que la imaginación/fantasía que trae el otro, esa que no nace de la propia infancia, es negativa, es peligroso. De la misma manera que permitir a la infancia que participe en lo cotidiano le permitirá gestionar lo cotidiano de manera real, la ficción/fantasía/ilusión le permitirá gestionarse en ese otro camino: el de la vida. El mundo interior, que es tan importante como el que se extiende afuera. Ese camino piel adentro lleno de recovecos y conflictos.
Por eso y para eso necesitamos las palabras, las imágenes, el arte, el teatro, la poesía, la música… en definitiva, toda esa “fantasía” creada para explicarnos el mundo. Ese alimento para el alma se hace tan imprescindible como el alimento para el cuerpo.
Porque esa funcionalidad operativa que se busca desde lo productivo (aprender a manejarse) tiene que equilibrarse. Una funcionalidad operativa que se desarrolle en el mundo de las ideas. Aprender a manejarse en las emociones, el pensamiento y el lenguaje, la belleza. Aquello que no enseña quiénes somos y cómo vivir. Esos ensayos para poder enfrentarnos a la vida. Desde los “Cinco lobitos” a la “Odisea”, cada cual con sus recursos y sus necesidades. Siempre igual de necesaria esa ficción, esa metáfora vital que nos traen las historias.
LA NECESIDAD DE LA BELLEZA
La infancia necesita el arte, necesita el lenguaje, necesita lo fabuloso, lo irreal y lo fantástico, lo lúdico y jugado, lo experimentado en ese otro plano que permite el ensayo y error en las cosas no cuantificables. Aprender a emocionarse observando la belleza, aprender a escuchar, sentirse cerca de aquello creado para asombrar, cantar al mundo o contar la vida.
DE ACUERDO CON…
Cierto que de los cero a los tres años las historias fantásticas deben ser suaves, amables, sencillas, rítmicas. Porque en esos momentos la línea entre ficción y realidad es demasiado porosa, demasiado fina.
Los bebés todavía no cuentan con recursos ni experiencias propias para elaborar emociones primarias dolorosas (el miedo, el desamparo, etc.). Por tanto, cantar, contar y jugar con historias que sean amables. Que ofrezcan palabras nuevas, que se canten y encanten a la infancia. Que se jueguen. Pero sí, la ficción, los animales que hablan (y con los que se identifican tan rápidamente), las canciones imposibles (debajo un botón, luna lunera…), no hacen daño a la infancia, al revés.
Gracias Mar por tú reflexión, no podría estar más de acuerdo. En mi opinión, cada generación comete sus errores desde el amor más profundo. Durante años no se amamantó ni tomó en brazos a la infancia, ahora toca privarles de alimento para el alma cuando más se necesitan seres creativos para hacer frente a los retos del futuro.
Gracias, gracias, gracias por todo lo que aportas.
Gracias a ti, Pastora, por la lectura.
Y tienes razón, el problema es que (en el caso que comentas también, lo de la leche de fórmula o el método Stivil) siempre son decisiones “adultas”, económicas o productivistas (la leche de fórmula permitía a las farmacéuticas forrarse y las madres trabajar, coincidió con el inicio de la “liberación” femenina). En este caso, después de leer la fuente, todavía es más sorprendente, porque lo que viene a decir Montessori es que no hay que “distraer” la mente infantil para que aprenda a manejarse cuanto antes (manejarse es, parece ser, comportarse como adultos). En fin, escribiré otro artículo o editaré este explicando ese punto, porque tiene tela también.
Gracias por la lectura, siempre.
Gracias, me ayuda a digerir mejor este tema. La necesidad adultocentrista de “poner las cosas en orden”, “etiquetar” el mundo infantil. Cada día en pro de crear robots eficientes para la vida laboral.
Gracias, Delmy, por la lectura. Y sí, es tal cual lo dices.
Saludos
Exelente, en realidad para estudiar a Montessori hay que ir a la fuente! Por otro lado resaltar otras domensiones del ser, como el respeto al mundo interior,el desarrollo y aprendizaje basado en nesesidades suténticas de lo humano!
Hola, Edgar, gracias por la lectura. Eso hice, sí, me llegó un documento con los argumentos de Montessori, tendré que editar la entrada, porque reafirma mi teoría, más que otra cosa. Y sí, mi idea es algo muy concreto, en absoluto pienso que el material Montessori o el desarrollo de su pedagogía sea inválida en su totalidad. Por eso me sorprende más este punto, aunque imagino que Montessori sería una mente científica (el Mito de la Objetividad) que rechazaba, directa o indirectamente, todo lo demás (las humanidades, en general).
Gracias Mar, estupenda reflexión.¡Pobres niños si se ven privados de la ficción!, tendrán muchas menos herramientas para entender y afrontar la realidad. Uff.
Gracias, Rocío, por la lectura y por tus palabras. Espero que estés bien.
Absolutamente de acuerdo. La fantasía funciona al igual que los mitos, como un soporte psíquico. Un sostén simbólico, necesario para la salud psíquica del sujeto. Nuestra capacidad de simbolización pasa necesariamente por nuestra capacidad metafórica. Somos lenguaje, palabra. Y la fantasía en edades tempranas facilita, vehiculiza ese tránsito. Extraordinario artículo y más que nunca necesario en los tiempos que corren. Salvaguardar la fantasía, el asombro y la imaginación debiera ser prioritario en un mundo que cada vez da más espacio a lo real. Y cuando hablo de lo real no me refiero a la realidad, sino a lo real psíquico. Gracias Mar por tu reflexión.
Gracias por la lectura, y sí, tan importante. Es complicado porque cada vez se respeta menos, lo simbólico (lúdico pero también a nivel de lenguaje) está siendo sustituido por sucedáneos. En fin, seguiremos en la trinchera.
Hola Mar, un gustazo, como siempre leer tus reflexiones.Estoy totalmente de acuerdo.Qué necesario reflexionar sobre todo lo que hablas, qué importante emocionarlos y emocionarse con ellas y ellos , qué importante enseñar a escuchar y a escucharse . Qué sería de la escuela sin la literatura y el juego, actividad fundamental e imprescindible en los primeros años .Gracias y un abrazo
Gracias, Mirta, por la lectura. Y sí, tan fundamental.
Un abrazo.
Querida Mar:
Comenzaré por decir que en mi casa tienes una fiel lectora de 2.5 años. ¿Le leo porque la terapeuta de lenguaje me lo recomendó? ¡no! ¿le leo para que sea una persona erudita? ¡tampoco! ¿entonces? le leo porque me gusta imaginar a su lado y amo escuchar su risa.
Leemos, en su gran mayoría, cuentos, rimas, rondas y poesía.
Opino que necesitamos de la ficción en nuestras vidas para soportar el peso de la realidad, un buen ejemplo es la pandemia. Coincido en que los pequeños aprenderán a discernir la fantasía de la realidad conforme se les presente.
La fantasía, que consideran dañina,ha servido de inspiración para crear cosas como los audífonos Bluetooth (la caracola en la oreja de la que habla Bradbury), los viajes al espacio (pensemos en la obra de Verme), etc.
Saludos desde México.
Qué ilusión saber que estoy presente en tu casa, tan lejos.
Gracias por tus palabras y por la lectura
Un abrazo.