Decía Kveta Pakovska, artista plástica checa e ilustradora de libros infantiles, que los primeros museos que visitan los niños son los álbumes ilustrados. Y estos álbumes nos cuentan historias, igual que los cuadros. Y hay que saber leerlos. Por ello, para leer arte y paralelamente una pintura desarrollamos unos mecanismos y estrategias de lectura similares a cuando leemos un texto escrito.
Así, nos adentramos hoy en las diversas maneras de leer una pintura y observar un álbum.
Al hablar de lectura, podemos ampliar el concepto de lectura del texto escrito a la imagen, puesto que leer es contemplar un cuadro, una pintura o una ilustración. Nos cuentan historias, tienen un sentido narrativo.
Y eso se ha ido trasladando a la ilustración y al álbum. Interpretamos ambas imágenes, su significado, valoramos sus aspectos técnicos, el color, las relaciones entre imagen y texto, etc. Establecemos una forma de lectura, o mejor dicho: la actualizamos.
El cuadro, la pintura y el libro o álbum nos ofrecen narraciones que son metáforas o creaciones basadas en la experiencia y en la imaginación. Ambos construyen historias. Son imágenes, a veces de nuestra realidad, otras de nuestra fantasía.
Una pintura es un libro, una narración escrita con signos distintos a las palabras, pero nos cuentan historias que se manifiestan al ponernos delante de cada cuadro. Y lo leemos.
La narratividad en la pintura
El arte narrativo cuenta una historia, algo que está sucediendo en ese momento de la historia contemporánea del artista o como una secuencia de eventos que tienen lugar a lo largo del tiempo. Utilizamos y necesitamos el poder de la imagen visual para despertar nuestra imaginación, para motivar y evocar todo tipo de emociones y reflexiones en nosotros mismos. (EL MUSEO ILUSTRADO)
La narrativa da comienzo con la historia de la humanidad y como tal la encontramos en las leyendas, los cuentos, las epopeyas o en pinturas y vidrieras, etc. Entre los numerosos vehículos que la componen se encuentran el lenguaje articulado, las imágenes, los movimientos, los gestos y todo un complejo sistema de comunicación y representación.
Existen características comunes a todo el arte narrativo, aunque cada cultura desarrolla formas propias para diferenciar la acción narrativa de las imágenes.
Previo al proceso de alfabetización, gran parte del arte narrativo se realizaba con un estilo exento de organización; no fue hasta más adelante que las imágenes comenzaron a organizarse en líneas de registro como la escritura, otorgándole así una mayor definición de lo que vendría posteriormente.
Esta manera de narrar en el arte, de secuenciar y vincular imágenes derivó en múltiples maneras de narrar que son las que nos han llegado y se han desarrollado en el siglo XX.
Leer la pintura, observar un álbum ilustrado
Pero volvamos a la pintura y al álbum ilustrado, a la importancia de trabajarlos en ambas direcciones.
Hablar de ambos, leer la pintura y observar un álbum es, en cierta manera, una forma de promover una experiencia estética activa, enmarcada en la narrativa visual y textual una herramienta única cognitiva, para aprender a pensar, a sintetizar, a abstraer, a representar, etc…
Bruno Munari decía que hay que acercar los niños a los libros simplemente porque los libros hacen a la gente más feliz, y que hay que impulsar la creatividad de cada persona porque esta es una herramienta imprescindible en nuestra vida adulta, ya que mantiene nuestra mente elástica y perceptiva.
Al leer la pintura y por tanto, los álbumes ilustrados que nacerán de la relación con la misma, encontramos historias de ficción o biografías de artistas, historias de aventuras o de misterio que nacen de algunas obras pictóricas o quizá, historias que se desarrollan en el propio museo; otras, directamente, nos acercan al color, al dibujo, la forma o la pintura para finalizar con obras de carácter más formativo.
Hoy os proponemos diez ejemplos de todas estas maneras de leer la pintura y observar un álbum ilustrado
- El coleccionista de momentos, de Quint Buchholz (Lóguez): la amistad entre un pintor y un niño, el descubrimiento en cada ilustración de una historia diferente. El mundo no siempre es como lo observamos. Pintar un momento concreto, pero realmente está contando una historia. Este álbum es toda una lección de arte.
- Arte a la carta, de Benjamin Chaud (Zorro Rojo Editorial): sentar a la mesa a artistas no es fácil, pero con humor se lleva mejor. Un delicioso libro (nunca mejor dicho) donde cuenta historias dentro de otras historias (muy caricaturescas y tremendamente divertidas).
- Museum Trip, de Barbara Lehman (Clarion Books): no está publicado en España, pero es un fantástico álbum sin palabras donde nos internamos en un museo mágico, divertido, misterioso, donde el protagonista se separa de su grupo escolar y a través del laberinto sigue el museo a su propio ritmo, descubriendo todo lo que puede descubrir a través del mundo del arte. Muy sencillo e ilustrativo.
- Cuaderno del Prado. Dibujos, notas y apuntes de una ilustradora en el museo, de Ximena Maier (Nido de Ratones, 2017): la autora nos regala diversas maneras de acercarnos a este ente vivo que es el museo con diferentes maneras de disfrutar El Prado: acercándonos a la obra de un solo artista en cada visita, por ejemplo.
- Cada cuadro con su cuento. El mundo de la pintura, de Juan Ramón Brotons (Anaya): recorrer la pintura de la mando de sus protagonistas, sus obras y técnicas, y lo más curioso, junto a cada cuadro, un cuento. Además de propuestas, curiosidades, etc…
- El Punto, de Peter H. Reynolds (Serres/RBA Molino): todos podemos crear y así nos lo cuenta la protagonista de esta historia que nos hablará de formas, colores, técnicas… y todo a través de un punto.
- Los artísticos casos de Fricandó, texto de Montse Ginesta e ilustrado por Arnal Ballester (Destino): son cuatro cuentos que nos introducen en las aventuras de Fricandó. Cada relato está dedicado a una corriente artística: surrealismo, cubismo, abstracción y pop-art. Así, Fricandó debe descifrar casos relacionados con historias que suceden en los cuadros o esculturas.
- Caperucita Roja, de Kvêta Pacovská (Kókinos): el arte moderno, una visión arquitectónica y totalmente vanguardista de un cuento tradicional en manos de la inigualable Kveta. El color rojo de Caperucita como hilo conductor, una manera única de trenzar arte y palabra.
- Nana de tela. La vida tejida de Louise Bourgeois, de Isabelle Arsenault (Impedimenta editorial): este hermoso álbum no cuenta únicamente la vida de una de las artistas contemporáneas más importantes, nos habla de sus referentes, del telar de su madre y de apreciar la forma y el color, y como sirvieron de fuente de inspiración posterior.
- Max, el artista, de Marion Deuchars (Maeva): una obra de estilo minimalista donde el pájaro protagonista usará su pico para transformarlo en diversas obras de arte de pintores como Matisse o Pollock, puesto que está harto de que se rían de él.
Luci Romero
EL MUSEO ILUSTRADO. Libros de arte para niños y niñas. Impartido por Luci Romero, Historiadora del Arte, gestora cultural, librera y además poeta y ensayista, es un curso donde profundizaremos en la relación entre arte (pintura, en concreto) y el álbum ilustrado, entre otras cuestiones.
Partiendo de consideraciones generales sobre el arte y su carácter narrativo, nos adentraremos en la importancia que éste ha supuesto para el desarrollo de una literatura infantil ilustrada; las relaciones entre arte y escuela, profundizaremos en los diferentes “modos de ver” o plantearemos las diversas relaciones entre imagen y texto en la literatura infantil y juvenil.
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