Ya hemos abierto la matrícula para nuestros cursos regulares de escritura. En ellos abordamos muchos temas y técnicas narrativas para escribir historias. A la hora de escribir para al infancia, hay temas complejos que muchas veces no sabemos bien cómo abordar. Especialmente aquellos que se encuadran dentro del realismo social o que pueden considerarse tabús.
Una forma ideal de acercar a la infancia estos temas y fomentar en ellos reflexión y diálogo es tratarlos a partir de las metáfora de situación, pero ¿Qué es exactamente una metáfora de situación? Bien, antes de nada, hablemos de metáforas y simbolismo.
La metáfora
La metáfora, como ya sabemos, provoca una asociación entre dos elementos en principio muy alejados entre sí. Traslada las cualidades de un significante a otro que nada tiene que ver, pero que puede evocarnos al primero. Es la transposición de una cosa por otra. Ejemplo: La luna es el botón que abrocha las noches; la luna es el queso que alimenta las estrellas.
Las metáforas y los símbolos nos ayudan a construir capas de significado en el texto y sirven para reforzar una idea o un tema.
El simbolismo
El simbolismo consiste en dar a un significante un significado distinto al que tiene. Se trata de usar esos significantes como símbolos para representar ideas y hechos. En este sentido, es importante relacionar la realidad del símbolo, el significante y el significado.
El símbolo es un objeto material que representa una realidad inmaterial mediante una serie de rasgos que se asocian por una convención socialmente aceptada (o una convención personal). Muchas veces estas interpretaciones estarán influidas por el contexto cultural y/o religioso o por nuestro conocimiento y estudio de los símbolos.
Puedes introducir en tu relato símbolos universales (la balanza representa la justicia, la paloma blanca la paz…) o crear tu propio inventario de símbolos. De esta forma, creamos ya no solo un universo simbólico, sino también metafórico.
La metáfora de situación
Hablamos de metáfora de situación cuando nos referimos a textos que tienen una segunda lectura que pone en relación los hechos narrados con otros comportamientos o conflictos esenciales del ser humano. Se trata de una historia que, en realidad, es una alegoría de un mensaje o una situación más profunda.
Todo el texto sería una larga metáfora, comprensible solo al final de la lectura, tal vez no de forma racional, pero sí emocional. Es de lo que hablamos cuando decimos que es un texto que tiene varias lecturas o que se ha trabajado por capas: primero está la historia literal, y por debajo, en una segunda capa, la historia metafórica. Algunas historias se construyen, como eje vertebrador, desde la metáfora. Una metáfora esencial que atraviesa la historia, como un reflejo de la realidad, una representación. La metáfora es un recurso que usamos muchísimo en nuestro día a día, forma parte de la manera de entender el mundo
La metáfora de situación, como decíamos, es perfecta para tratar temas complejos o de realismo social: la muerte, los malos tratos, los abusos…es más fácil trasladar estos temas a la infancia a través de metáforas. Un ejemplo claro de metáfora de situación en LIJ es Momo, de Michael Ende.

Momo es una niña que vive sola en las ruinas de un anfiteatro. Todos los que la conocen quieren estar cerca de ella, porque sabe escuchar. Los Hombres Grises, una organización que roba el tiempo a los hombres, quieren atrapar a Momo, pues vive al margen de sus leyes de ahorro de tiempo. En esta huida, Momo es guiada por una tortuga a la casa de Ninguna Parte donde vive el maestro Segundo Minucio Hora. Este hombre muestra a Momo el secreto del tiempo. Después de un año allí (aunque para ella no ha pasado todo ese tiempo) es enviada de nuevo con sus amigos, que han caído todos en las garras de los Hombres Grises. Regresa a casa del Maestro Hora a pedirle ayuda. El Maestro se duerme, paralizando el tiempo y dándole a Momo la oportunidad de acabar con los Hombre Grises.
Toda la novela es un texto simbólico que nos habla de cómo perdemos la capacidad de disfrutar y de escuchar, convirtiendo nuestras vidas en una lucha contra el tiempo, lo que al final nos lleva a perder el foco de lo que realmente nos hace felices.
Algunos ejemplos de metáforas de situación en libros para niñxs

El Monstruo, de Daniel Martín y Ramón Trigo
Este álbum, a través de la figura de El Monstruo, nos cuenta la historia de dos hermanos que viven en casa la violencia de género.
Rosario y su hermano viven con un Monstruo. Los niños lo dibujan en el colegio y se lo cuentan a su abuela, pero los adultos que tienen cerca lo relacionan con su imaginación, dándoles soluciones que en ocasiones les ponen en más dificultades.
Su madre les trata de proteger del monstruo, hasta que finalmente consigue echarle, pero las heridas emocionales de los niños permanecen en ellos en forma de pesadillas.
Eloísa y los bichos, de Jairo Buitrago y Rafael Yockteng.
Eloísa y su padre llegan a una nueva ciudad a iniciar una nueva vida. Allí todo es muy diferente y Eloísa se siente como un bicho raro. A lo largo de las páginas observamos como Eloísa se va haciendo un hueco en ese mundo de bichos gigantes que no comprende hasta que tanto ella como su padre consiguen adaptarse a su nueva vida.
A través de una perfecta composición de texto e imágenes en las que la niña protagonista se ve inmersa en una ciudad de bichos gigantes, el autor nos propone una reflexión acerca de sentirse un “bicho raro”. También, acerca de los cambios, la capacidad de adaptación, la resiliencia y los nuevos comienzos.


Julia, la niña que tenía sombra de chico de Christian Bruel y Anne Galland.
Julia, según sus padres, no hace las cosas como deberían hacerlas las niñas. «Eres igual que un chico» le dicen. Hasta que un día conoce a un niño que le pasa justo lo contrario que a ella.
Julia es una niña que no encaja en lo que el mundo espera de “una niña”. Corre, grita, se ensucia, cuestiona. Un día, Julia se da cuenta de que su sombra no se parece a ella… o sí. Es una sombra de chico. Y esa imagen simbólica le sirve al autor para hablar de algo tan real: cómo la identidad de una persona muchas veces no encaja con las etiquetas impuestas. Nos muestra a Julia intentando entenderse, resistiendo a la presión que ejercen los demás cuando alguien se sale de lo esperado, y cómo eso puede doler… pero también despertar algo muy poderoso: el deseo de ser uno mismo.
Tristán encoge de Florence Parry Heide y Edward Gorey
A Tristán le está sucediendo algo extraño. La ropa le queda grande, no llega bien a los cajones…Tristán está encogiendo por momentos y nadie parece darle demasiada importancia. Sus padres creen que lo hace para llamar la atención, el conductor del autobús cree que se trata de su hermano pequeño y en el colegio creen que es un niño que se ha equivocado de clase. Una reflexiva metáfora que propone una reflexión sobre lo invisibles que pueden sentirse los niños a veces; cuando sus preocupaciones o las cosas que les ocurren no son tenidas en cuenta o consideradas lo suficientemente importantes por los adultos y tienen que buscarse la vida o resolverlas por sí mismos sin que nadie se dé cuenta.


Bandada de María Julia Díaz Garrido y David Daniel Álvarez Hernández
Un día las aves imaginaron una vida distinta más allá de las ramas y dieron comienzo a una nueva era. Motivadas por la curiosidad y la necesidad de progreso, empezaron a preguntarse el por qué de las cosas. Sin embargo, ese progreso se convirtió, pronto, en un exceso que los llevó a la insatisfacción, la inconsciencia y el descontrol. Una filosófica fábula protagonizada por aves acerca de la historia de la humanidad.
Este álbum ilustrado propone una profunda reflexión acerca de los humanos y su huella en este planeta. Mientras el texto apela a esa historia de la humanidad, las imágenes provocan un choque conceptual y visual al estar protagonizadas por pájaros, provocando así un baile poético entre texto e imagen perfectamente trazado y medido.
Alma y los Siete Monstruos, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual
Una impactante alegoría sobre la depresión infantil en la que Alma, la protagonista, comienza a recibir la visita de diferentes monstruos: uno que le aprieta el pecho, otro que no la deja dormir, otro que le dice cosas feas al oído, otro que la hace sentir muy cansada.
Pronto estos monstruos se instalan en su día a día provocando en Alma cada vez más tristeza y aislamiento.
Cada monstruo representa así un síntoma de la depresión que va consumiendo a Alma casi sin darse cuenta.

Si quieres profundizar en más recursos y técnicas narrativas para escribir historias para la infancia, te recomendamos apuntarte a alguno de nuestros cursos de escritura.
Los cursos regulares de escritura arrancan en septiembre. Todas las semanas se subirá al Aula Virtual un módulo teórico con una propuesta práctica que será corregida por la profesora. Una vez a la semana nos reuniremos en un chat en directo a través de zoom.
Si te quieres apuntar a alguno de nuestros cursos regulares de escritura, te dejamos aquí toda la información:
- Los niños se comen la luna. Escribir poesía infantil, impartido por Mar Benegas
- El Guisante Mágico. Escribir cuentos infantiles. Impartido por Mar Benegas, Jesús Ge y Anaïs Baranda
- A través del espejo. Escribir novela infantil y juvenil. Impartido por Anaïs Baranda
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