El sitio de las palabras recomienda:
Del pecho a la palabra. Infancia de canto y cuento de Juan Kruz Igerabide.
Arrugada la luna
en el riachuelo
salta
se esmalta
y levanta el vuelo.
Cuentos de sabiduría milenaria
Cuentos de hadas, cuentos maravillosos, oralidad, mitos, poesía… dice Juan Kruz, que todo empezó cuando las plantas y los animales hablaban. Simboliza un concepto de lectura del mundo en el que, la conciencia de las personas es capaz de leer las formas, los colores, los sonidos… en el que las plantas, animales y formas le hablan, el mundo le habla.
La belleza con la que Juan Kruz nos introduce en la transmisión oral nos lleva también a memorar los cuentos, historias, canciones y poesías, las que escuchábamos en nuestra niñez, en nuestros juegos de calle, las de nuestros padres y abuelas, las de ese tío experto contador de historias, es esa oralidad a través de la cual nos sumergimos en el río de la voz.
En “Del pecho a la palabra. Infancia de canto y cuento” el autor hace un recorrido que comienza en ese regazo materno de la imaginación, donde el niño emprende la aventura de la vida que repite una y otra vez por diferentes y milenarios caminos, que confrontan la mente infantil con la realidad a través de los cuentos. Una puerta a la lectura y al desarrollo del niño hacia su edad adulta, porque el poder de la palabra viene cargado de emoción, afecto y conocimientos que se transmiten de generación en generación desde la antigüedad.
La niña y el niño
se encuentran con todos los elementos que lo envuelven en nanas y cuentos, el héroe y la heroína, el objeto mágico, la bruja, el viaje, el regalo… elementos que forman y conforman la psique del niño, en las que va asimilando las relaciones familiares, sociales y emocionales que le servirán de ayuda para comprenderse a sí mismo y al mundo. “Es en esa infancia que canta y cuenta donde establecemos un contacto con la tierra, y eso, dura toda la vida, ese canto queda dentro como música interna”
Juan kruz analiza los cuentos, La Bellla Durmiente, Blancanieves, Cenicienta… para hacernos comprender que “cada cuento es un universo que lo engloba todo” que la niña y el niño están preparados cuando aceptan el cuento con libertad, no por imposición, cuando sentimos una recepción a corazón abierto. Entre el análisis y la poesía nos dice que “a través de los cuentos de hadas se facilita la comunicación de corazón a corazón, de psique a psique”. Por eso nunca deberían adecuarse por un programa político o comercial, se adaptan a las diferentes sociedades, a lo que necesitan “en algunos cuentos de Caperucita Roja se libra del lobo sin necesidad de cazador”
Son muchos las autoras que han analizado ese vínculo que se crea y perdura en la narración oral, Ana Pelegrín nos dice: “Para el niño pequeño, la palabra oída ejerce una gran fascinación. La palabra y su tonalidad, su ritmo, los trazos afectivos que teje la voz, cuando es temperatura emocional, calma, consuelo, ternura, sensorialidad latente. El magnetismo por el ritmo y la entonación pueden desplegarse con intensidad, al escuchar la voz de otras memorias, viejas-nuevas-voces, de rimas, retahílas, cancioncillas, cuentos”.
Sitúan al oyente en el pasado y en el presente, cuida de los lugares que conoce y le muestra otros desconocidos, por eso algunos cuentos comienzan “Erase una vez” o con “Tal vez sucedió hace mucho tiempo – o quizás haya pasado en estos días aun – lo que les voy a contar” buscando una continuidad en el tiempo, alejando al oyente de la realidad. Fórmulas en las que la narradora o el narrador nos permiten entrar en otros mundos, en un lugar y una vez, que es única, donde las hadas y las brujas existían y los animales y las plantas hablaban.
Y despertaste
de la niñez
con el canto
del cuclillo.
Mitos para la aventura de la vida.
El mito responde a preguntas fundamentales del ser humano que persisten en la tradición, cargados de simbolismo encontramos que más allá de lo real intenta explicar lo real en cualquier cultura. Anclados en la memoria colectiva los personajes de héroes, monstruos o dioses, los mitos ya sean de la antigua mitología griega o de los cuentos e historias populares que antiguamente narraban nuestros abuelos, han desempeñado un papel en la vida social y religiosa con mensajes de moralidad, ética, fenómenos naturales, sobre la conducta, mesiánicos, apocalípticos… narrando los acontecimientos de los dioses en unos relatos en los que el hombre se ve reflejado y obtiene respuestas.
Reflexionando
sobre la oralidad y los mitos que llegan a la adolescencia, en la que siguen siendo una necesidad básica de una mente en desarrollo, Kruz defiende la oralidad como forma simbólica de expresión, en la que en ocasiones “la escritura y el pensamiento racional se han interpretado como una superación del pensamiento mítico, y el sistema educativo se ha basado en el desarrollo de la escritura en detrimento de la oralidad” cuando son dos capacidades que se enriquecen mutuamente, y enriquecen el pensamiento y la capacidad creativa del adolescente.
Apenas suspira el viento
en la boca,
los labios rompen con suavidad
contra los acantilados
de mil miradas.
Poesía infantil: Juego y algo más
Juan Kruz hace uso a lo largo del libro de su memoria personal, de su experiencia en el aula y en casa. Nos cuenta como un profesor de su tierra, el País Vasco, lo impactó de lleno en la vertiente lúdica de la poesía cuando estudiaba magisterio. “La poesía infantil era juego y algo más; la poesía infantil era sobre todo vivencia poética profunda en diversos niveles: la poesía que entraba como música de la lengua y calentaba el alma”
Con el poema se establece un dialogo como el que el ser humano ha establecido con la tierra durante mucho tiempo. Kruz desarrolla un análisis, en el sentido más profundo, poesía infantil y su ritmo que “nace del corazón, y va obedeciendo a los pulsos y la vigilia”. Ritmos que forman imágenes y crean un contexto mágico “el ritmo que imita a un río, la marcha de un tren…” y va desmenuzando las imágenes que nos ofrece la poesía. La poesía como juego y algo más, la imagen, la metáfora, el símbolo lúdico…
La funcionalidad del juego
en la infancia ha sido definida por Piaget como una actividad que encuentra su fin en sí misma en la que el niño. No se pregunta si sus símbolos lúdicos son verdaderos para los demás, ni intenta convencer a los adultos que le rodean. La autora Mar Benegas, nos dice que “El símbolo lúdico no se cuestiona su realidad, existe porque existe en el lenguaje. Existe porque puede ser creado, porque puede ser nombrado. Es el principio, también, de la ficción. Es la creatividad en estado puro”.
El libro es una continua reflexión en la que el lector llegará a comprender el camino que transcurre del pecho a la palabra de una forma poética, de la “leche nutricia afectiva a la palabra nutricia emocional” cómo se crea ese vínculo que logra enraizar a la niña y al niño de una forma analógico-simbólica, que le da la fuerza que necesita y que necesitará en los momentos difíciles.
Amparo Benegas
Igerabide, Juan Kruz (2020) Del pecho a la palabra. Infancia de canto y cuento, Editorial PANTALIA, Zaragoza, ISBN: 978-84-942456-9-5, col. «Biblioteca LIJera» nº 3
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Ana G. Lartitegui ha publicado diversos artículos, conferencias y ensayos sobre LIJ. Desde 2004 dinamiza un buen número de iniciativas en la plataforma www.pantalia.es, así como diferentes publicaciones entre las que se encuentra el libro comentado de Juan Kruz Igerabide.
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