Hoy queremos traerte al blog las primeras impresiones de Cuando fuimos tortugas una emotiva novela que Mar Benegas ha publicado recientemente con NubeOcho (Penguin Random House)
Una historia que aborda temas como la adopción o el acoso escolar.
Las primeras impresiones tras la lectura no se han hecho esperar, te dejamos aquí algunas de ellas.
Irene Ariza (coordinadora bibliotecas en Colegio Estudio)
Una historia tan dura como poética, con un universo simbólico en el que la animalidad y la corporalidad nos entregan metáforas preciosas sobre la vida y la muerte, el dolor, el abandono o la incomprensión. Es también un diario profundamente filosófico: me ha hecho pensar mucho en la relación, etimológica y semántica, entre las palabras ánima (alma) y animal. A veces nos duele la tripa del alma por culpa de los piojosos del alma, que padecen una enfermedad contagiosa cuyo remedio resulta racionalmente obvio y, sin embargo, qué injusta su persistencia, su obcecación, su vampirismo. Todo parece tener una explicación, pero eso no alivia el dolor.
No puedo dejar de rescatar tampoco la dimensión de amor a la naturaleza que tiene la obra y creo que el enfoque es muy interesante precisamente por esa identificación constante de los seres humanos con otros seres vivos. Todos somos polvo de estrellas, agua de mar, somos parte de un todo o somos uno. Cuidar el planeta es cuidarnos. Es lo único que tenemos / somos. A este amor se llega a través de la curiosidad que nace de las preguntas filosóficas y existenciales que nos hacemos los seres humanos, a veces devenidas de traumas. De alguna forma, nos sanará -y salvará- aquello mismo de lo que formamos parte. Algo que no es nuestra madre pero se le parece mucho.
Por último, quiero destacar también la puesta en valor de la creatividad y el arte en cualquiera de sus formas como terapia. Me gusta mucho la evolución que el autor tiene en su relación con el diario y con el dibujo. Qué interesante la dimensión íntima de la escritura (y qué dramático cuando es violada), que nos permite tener un universo que solo compartimos con quien queremos.
He empezado a llorar allá por febrero y el resto del diario lo he pasado llorando a espasmos. Te agradezco la salida esperanzada que le has dado porque realmente nos ahogamos con el escritor sin nombre del diario.
Belén López Villar (maestra y mediadora, bibliotecaria y tutora de primaria)
Hemos leído juntos en el aula de cuarto de primaria Cuando fuimos tortugas. Al principio nos gustaba porque era un diario y había misterio; no sabíamos bien si se trataba de una tortuga que se había convertido en niño cuando lo adoptaron, o un niño convertido en tortuga. Cada día leíamos y comentábamos una entrada del diario y poco a poco, conversando entre todos, empezamos a entender qué le había ocurrido al protagonista y a su melliza; hablamos sobre adopción, inmigración, miedos nocturnos, soledad, amistad, bullying… y aprendimos un montón sobre tortugas (cada niña y niño eligió qué tipo de tortuga sería si fuera tortuga y lo compartió con el resto de la clase). El final fue tan emocionante que no pudimos parar de leer hasta saber cómo terminaba esta aventura.
Silvia García Esteban (Experta en mediación lectora y sufrimiento psicosocial)
Lo he leído por tercera vez y por tercera vez me ha emocionado. Le pone voz al sufrimiento psíquico de la infancia con honestidad. Creo que muchos niños y niñas podrán verse reflejados en ella. Por eso creo que es una obra tan importante en este momento.
Una obra imprescindible para dar voz a la infancia real confrontada a la existencia en todas sus dimensiones. Un libro que recorre un viaje por la identidad, y que nos muestra las heridas de unos niños que desde el desarraigo, desde el abandono, intentan encajar en un mundo que no deja de ser hostil.
Qué ocurre con unas tortugas que siguen teniendo que nadar en este océano de incomprensión en el que tantas veces se convierte el mundo, serán los caparazones del amor y de la amistad suficientes para mantenerlas a salvo, para permitirles encontrar un lugar que respete su diferencia. La honestidad de Mario nos conmueve, su voz es la de todos aquellos niños que en momentos difíciles necesitan un refugio de tortugas donde nadar protegidas de la soledad y el desamparo.
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