COSAS QUE PARECEN COSAS. El símbolo lúdico y la metáfora en la infancia

COSAS QUE PARECEN COSAS

Cosas que parecen cosas o la importancia del símbolo lúdico y la metáfora en la infancia. Acaba de llegar, es mi último libro con Combel y un libro que parte de una idea que llevaba mucho tiempo pensando y que, por fin, ha visto la luz.

Porque la capacidad de hacer metáforas, los símbolos, son la entrada en el juego simbólico. La representación más clara de cómo funciona el  pensamiento sincrético. Y el pensamiento sincrético regirá el pensamiento infantil entre 2-3 y hasta los 7-8 años, más o menos. Esa infancia poética y llena de requiebros del lenguaje. Esa lógica poética que tienen los niños y niñas a esa edad.

Todavía recuerdo algunas de las metáforas de mi hijo en esas edades.  “¿Dónde está el botón para encender el sol?”, cuando se hacía de noche pero no quería dormir. “¿Quién ha pintado el cielo?”, en los atardeceres encendidos del otoño”. “Mamá, un día se acabarán las curvas, todo será recto, querrás dibujar una curva y solamente saldrán rectas que pinchan”, cuando circulábamos por una carretera rectísima. Y sí, la verdad es que a veces da la sensación de un mundo hecho con tiralíneas y con una regla gigantesca, sin posibilidad de lo amable de la curva, de la suavidad y el afecto de un mundo curvo.

Recuerdo que esa visión del mundo recto me dejó tan impactada, por las conexiones que pude hacer, Yago tendría unos 4 o 5 años, que al llegar a casa busqué el vídeo de Lizano: Las personas curvas y se lo puse. Le encantó, ese maravilloso poeta barbudo daba justo con la clave de la idea que él estaba intentando encontrar al mirar esa carretera hecha con tiralíneas. Y, claro, conectaron de inmediato.

Esta anécdota me dio para charlar por teléfono varias veces con el poeta, Lizano. En un intercambio tan extraño, ácrata e interesante como él mismo, pero eso es otra historia.

LA METÁFORA

… la mayoría de la gente piensa que pueden arreglárselas perfectamente sin metáforas. Nosotros hemos llegado a la conclusión de que la metáfora, por el contrario, impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción. Nuestro sistema conceptual ordinario, en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metafórica. Los conceptos que rigen nuestro pensamiento no son simplemente asuntos del intelecto.  (…) La manera en que pensamos, lo que experimentamos y lo que hacemos cada día también es en gran medida cosa de metáforas. Dicen George Lakoff y Mark Johnson en el libro Metáforas de la vida cotidiana-Cátedra.

La verdad es que usamos las metáforas cada día: “mi cabeza es una centrifugadora”, “el dolor era insoportable, de cristales clavados”, “las horas de trabajo dieron sus frutos”, “tiene una risa de castañuelas”… tantas y tantas veces que no nos damos cuenta.

La metáfora tiene su definición formal: un significado que se cambia por otro, o un concepto o realidad que se cambia por otro concepto o realidad, entre ellos (significado, concepto o realidad) siempre hay  una relación de semejanza, más sutil o más evidente.

EL SÍMBOLO LÚDICO

Piaget (La formación del símbolo en el niño: imitación, juego y sueño-Fondo de Cultura Económica), a este modo de transformar el mundo para comprenderlo que se da en la infancia, esa capacidad de la mente para hacer los primeros procesos de entendimiento de la realidad circundante que se da desde los 2-3 años, lo denomina símbolos lúdicos.

La representación simbólica y la asimilación de los símbolos y metáforas, el juego ficcional… tienen la función de elaborar significantes (que es lo que nos permite explicar y entender a nuestro Yo el mundo, a grandes rasgos) y, sobre todo, con la acomodación de estos significantes en el proceso de pensamiento (todavía incipiente y sin recursos: ni memoria, ni recuerdos, ni experiencias).

Esta elaboración que se da en el juego simbólico tiene que ver con la relación que tiene la persona con el significado y con la construcción del significante. Una relación que es propia y que se inicia con estos juegos. Es decir: la subjetividad que nos construye, la propia, la capacidad del pensar y de percibir el mundo desde nosotras mismas.

ANAYA DE NUEVO

Vuelvo a Anaya, de nuevo, porque leer los retazos, que su madre va dejando en el foro del curso, de su explosiva creatividad, va dejando una clara constancia de lo que vamos viendo en el propio curso. Pero, sobre todo, son un ejemplo claro y vivo de esos conceptos sobre los que tanto hablo (desde el discurso y la elaboración teórica), de una manera práctica. Como ya vimos aquí.

Veamos su último poema (creado a viva voz, claro, pues ella no sabe escribir, y que su madre recopila):

Una vez me comí una pera
tardé años y años en comérmela
cuando me la terminé
la pera ya estaba mucho más grande

Anaya tiene 4 años. De hecho, este FABULOSO poema de Anaya encarna la definición exacta del pensamiento simbólico o sincrético, es un poema fruto del símbolo lúdico de Piaget.

Una maravilla, vaya. Además, también encarna el espíritu más libre del dadaísmo, (más quisiéramos los poetas acercarnos a semejante ejercicio de libertad pura, de capacidad de juego y transformación de significantes y lógica), pero eso es otro tema.

LA LÓGICA SIMBÓLICA

Pensemos en el proceso de pensamiento para construir estos versos y cómo se pueden ver las posibilidades a las que se aferra el lenguaje para comenzar a construir el pensamiento lógico o el pensamiento complejo o compuesto. Y de qué manera se fija en la ficción (en este caso: “he hecho un poema”), esto es indispensable para que ese proceso se ponga a funcionar.  Vemos la necesidad de controlar el tiempo. Y ese “todo lo posible”… “Había una vez… me comí una pera” y ese “tardé años y años en comérmela: el tiempo, un concepto racional y lógico que todavía, a los cuatro años, no se domina y que intenta, a través de este juego, controlar.  Y esa lógica dentro de la composición ficcional y de traslación de significantes: cuando me la terminé – la pera ya estaba mucho grande.

La pera sigue existiendo, a pesar de que “me la terminé” porque necesita seguir existiendo y convertirse en el símbolo del paso del tiempo: tardé años y años y por eso la pera estaba mucho más grande. Que es el proceso lógico en la infancia: pasa el tiempo y crecemos, y el más íntimo deseo: crecer. Pase lo que pase.

El símbolo lúdico no cuestiona su realidad, el niño, la niña, en este proceso tan primario como imprescindible, no necesita de la aprobación de la persona adulta. No le importa en absoluto, no se pregunta si para ella esto es real o no lo es, si puede o no suceder, si es o no correcto (por favor, no corrijan a la infancia en estos casos: envídienla, intenten emularla, pero no la corrijan porque lo que hacen es realmente importante).

El símbolo lúdico no se cuestiona su realidad, existe porque existe en el lenguaje. Existe porque puede ser creado, porque puede ser nombrado. Es el principio, también, de la ficción. Es la creatividad en estado puro.

LA CREACIÓN PURA

Ese proceso es, sin duda, la semilla, el primer brote que a mí tanto me fascina, del pensamiento lógico. Pero, por supuesto y sobre todo, es la capacidad creadora e innata de todas las personas. La capacidad de crear tiene un vínculo directo con nuestra capacidad de pensar, ya que el pensamiento nace de nuestro lenguaje. La capacidad de transformar la realidad, por tanto, de avanzar o romper los límites, de cambiar las cosas que no nos gustan, necesita y se alimenta, por supuesto, de estos procesos.

Lenguaje, metáfora y pensamiento. De ahí nace la idea de “Cosas que parecen cosas”, un libro que acompañe la entrada el juego simbólico, que sirva de disparadero.

Cosas que parecen cosas es un juego transformación y de metáforas visuales, troquelado. Alberto Albarrán ha sabido trasladar, magistralmente, esa imagen dinámica de transformación.

COSAS QUE PARECEN COSAS: metáforas visuales para acompañar al símbolo lúdico, para no corregir, si no alentar. Porque la poesía también se ve, y se toca  y nos ayuda a explicarnos el mundo.

Ya puedes pedirlo en todas las librerías o, si lo prefieres dedicado, en nuestra librería AQUÍ.

 

 

4 Comentarios

  1. Carmen

    Excelente artículo que incentiva el uso de metáforas para jugar y hacer jugar a los niños y fortalecer el manejo del lenguaje simbólico. Me encantó.

    Responder
  2. Mar Benegas

    Hola, Carmen, muchas gracias por la lectura. Me alegra que te guste el artículo.
    Un saludo.

    Responder
  3. Mariana

    Felicidades, otro gran acierto. Les leo con ansias cuando entran a mi correo. Aprendo y disfruto de todo cuánto públicais . Gracias!

    Responder
    • Mar Benegas

      Gracias, Mariana. Es una alegría saber que nuestras entradas te interesan y te gustan.

      Responder

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