La creatividad es una habilidad que tenemos todos los seres humanos y que, habitualmente, se arrincona en la escuela por diferentes motivos. Aunque los currículums educativos siempre lo tienen presente y alientan al equipo docente a que la potencien, suele estar desatendida por falta de tiempo o desconocimiento del desarrollo de esta capacidad.
Las maestras que quieren ofrecer más protagonismo a la creatividad en su escuela se encuentran con no pocas dificultades de llevarlo a cabo. Aquí os propongo cinco ideas para que la creatividad tenga un hueco cada vez más amplio en vuestra vida escolar.
1. Concédele tiempo a la creatividad.
El primer mito que debemos desterrar es el de la productividad de las actividades. En la comunidad escolar se ha instalado la convicción de que todas las actividades han de tener cierto rédito de aprendizaje. Un aprovechamiento directo e inmediato. Las actividades creativas son inversiones a largo plazo, estamos plantando una semilla y regando para que pueda ir creciendo poco a poco. Todo en la Naturaleza necesita su tiempo para crecer. No tengamos prisa para que nuestro alumnado sea creativo. Es una habilidad que se desarrolla poco a poco. Aunque podremos constatar cómo, en el momento que demos la posibilidad de ser creativos, esta habilidad florecerá inmediatamente.
Siempre advierto del peligro de proponer las actividades creativas como “premio” por haber trabajado bien o terminado todo el trabajo. Las actividades creativas han de ser parte de la tarea cotidiana, no un extraordinario. ¿Qué pasaría, si no, con los alumnos/as que suelen no terminar la tarea? ¿Están condenados a no ser creativos?
Hay que encontrar un tiempo en cada una de las áreas de aprendizaje para la creación, para la creatividad.
2. Valora los resultados.
Es fundamental que se le dé importancia a los resultados de las actividades creativas. Insistiendo en la idea del punto anterior, el desarrollo de la creatividad no ha de tratarse como un aprendizaje satélite que se “regala”, sino que corresponde ofrecerle la misma atención e interés que un ejercicio evaluable o un trabajo en grupo.
Realizar exposiciones, leer en grupo los escritos, montar exposiciones, concursos o certámenes es una manera muy efectiva de darle valor a las creaciones.
3. Potencia la documentación.
“De la nada no sale nada”. Otro mito a desterrar es ese que dice que si ves el trabajo de otros, puede “contaminar” el tuyo propio. Nadie ha inventado nada desde la nada. Todos los grandes inventores han aplicado en sus contextos lo que vieron en otros. Leonardo da Vinci pasó años investigando la anatomía de las aves para intentar conseguir hacer volar al ser humano. Ver las creaciones de los grandes artistas, cómo lo hicieron otros/as, tener modelos fiables y rigurosos harán que seamos más creativos. Proporciona una buena (y seleccionada) biblioteca de aula, comparte obras de arte, comenta tus visitas a museos y teatros, e intenta no dejar toda la documentación en manos de los buscadores digitales.
4. Favorece la revisión y la mejora.
En todo proceso creativo, hay un espacio de retroalimentación que es muy valioso. Qué opinan los demás de mi trabajo, qué me pueden aportar para mejorarlo o cómo se ve desde fuera son informaciones muy valiosas para poder encontrar otros caminos y otras formas de hacer las cosas. La información que me ofrecen los lectores (o espectadores) de mi obra me indican si perciben lo que yo intentaba transmitir. Obviamente estos comentarios han de estar bien argumentados y partir desde el respeto más absoluto por el trabajo de los demás.
5. Deja espacio a las preguntas (y a las respuestas).
Un punto muy relacionado con el anterior. La pregunta siempre es un generador creativo: ¿Qué pasaría si…? siempre nos sitúa en un escenario hipotético y creador en el que podemos jugar con todas las posibilidades que la actividad nos propone. Cuestionar la realidad, lo establecido, lo tradicional es un buen punto de partida para lo creativo. Ya habrá tiempo después de acercarnos a la verosimilitud o a lo posible.
Por supuesto, las respuestas individuales o colectivas a cuestiones abiertas nos pueden ofrecer nuevos caminos que no habíamos imaginado.
Epílogo
Suele pasar que no nos atrevemos a llevar a la práctica estas premisas por miedo a que “se nos vaya de las manos”. Pero son, como decía al principio, estrategias que también necesitan de cierta práctica para canalizarlas y que reviertan sobre el propio proceso creativo. Si te animas a practicarlas, verás que en poco tiempo se convierten en procedimientos habituales como puede ser el cálculo mental o los ejercicios de gramática.
Te recomiendo que empieces a incorporarlo poco a poco en tu rutina diaria de aula y verás cómo enseguida los propios alumnos desarrollan una disciplina creadora que les atrapará y querrán seguir inventando y mejorando sus producciones.
Jesús Ge es maestro y poeta. Especialista en Literatura Infantil, oratoria y pedagogía de la expresión.
Tras 20 años como docente coordinando actividades literarias y teatrales, dirige -junto con Mar Benegas- las Jornadas de Animación a la Lectura, Escritura y Observación JALEO. Diseñó y coordinó el Plan CLIC (Club de Lectura. Infancia y Creación) en la Comunitat Valenciana. Actualmente dirige el Ciclo de Poesía Viva RIMBOMBA.
Imparte los siguientes cursos en El Sitio de las Palabras:
0 comentarios